El viento, que todo lo ve y todo lo siente, sopla suavemente sobre el parque. Aquí está Rebotina, una pelota de goma que antes era tan brillante como un arcoíris, pero ahora su color ha desaparecido, como una estrella que se esconde tras las nubes. Aun así, Rebotina no se rinde. Salta y salta, ligera como una pluma, entre los columpios vacíos y el tobogán. ¡Pling! Cada rebote es un pequeño suspiro del aire. Hoy, Rebotina tiene una idea: quiere que los viejos árboles del parque, con sus ramas largas y quietas, bailen al son de una nueva melodía. Se acerca a un grupo de niños que ríen a carcajadas. Rebotina rebota justo a su lado, y ¡chas!, parece que el sonido de la risa de una niña, un "¡Ji, ji, ji!", se queda pegado a ella.