Camilo no era un camaleón cualquiera. ¡Ay, no! Mientras otros cambiaban de color para desaparecer entre las hojas o las rocas, Camilo, cuando se ponía un poquito nervioso, se pintaba con rayas de arcoíris y puntos fluorescentes que brillaban como si llevara purpurina mágica. Su mayor sueño era ganar el "Escondite Cósmico" que el sabio Señor Búho organizaba cada noche al caer el sol. Pero, ¿cómo iba a esconderse Camilo si, en vez de camuflarse, resplandecía como un cartel de feria? Era un misterio muy divertido.