Júpiter, el guepardo más veloz de la sabana, sentía el viento en su pelaje suave. Corría tan rápido, ¡tan veloz!, que su propia sombra apenas podía seguirle, estirándose y difuminándose tras él.
Júpiter, el guepardo más veloz de la sabana, sentía el viento en su pelaje suave. Corría tan rápido, ¡tan veloz!, que su propia sombra apenas podía seguirle, estirándose y difuminándose tras él.
Un día, mientras Júpiter perseguía una mariposa con alas que cambiaban de color como un arcoíris, notó algo peculiar. Su sombra, en lugar de pegarse a él, se quedaba un poco atrás, ¡como si no pudiera alcanzarlo!
Un día, mientras Júpiter perseguía una mariposa con alas que cambiaban de color como un arcoíris, notó algo peculiar. Su sombra, en lugar de pegarse a él, se quedaba un poco atrás, ¡como si no pudiera alcanzarlo!
De repente, Júpiter vio algo increíble. ¡Su sombra no solo se había quedado atrás, sino que se había desprendido! Ahora corría por delante de él, con sus propias ideas y una forma muy definida, como un amigo oscuro y juguetón.
De repente, Júpiter vio algo increíble. ¡Su sombra no solo se había quedado atrás, sino que se había desprendido! Ahora corría por delante de él, con sus propias ideas y una forma muy definida, como un amigo oscuro y juguetón.
Júpiter, asombrado y divertido, empezó a perseguir a su sombra juguetona. Ella se movía, trazando un camino serpenteante y gracioso en el suelo, ¡como si le invitara a jugar! Júpiter se reía, descubriendo una forma nueva y emocionante de divertirse.
Júpiter, asombrado y divertido, empezó a perseguir a su sombra juguetona. Ella se movía, trazando un camino serpenteante y gracioso en el suelo, ¡como si le invitara a jugar! Júpiter se reía, descubriendo una forma nueva y emocionante de divertirse.
Pasaron el resto del día bailando en una persecución alegre. Júpiter se reía sin parar, ¡qué divertido era perseguir a su nueva amiga! Y al final del día, justo cuando el sol empezaba a esconderse, su sombra juguetona se unió de nuevo a él, como un amigo inseparable.
Pasaron el resto del día bailando en una persecución alegre. Júpiter se reía sin parar, ¡qué divertido era perseguir a su nueva amiga! Y al final del día, justo cuando el sol empezaba a esconderse, su sombra juguetona se unió de nuevo a él, como un amigo inseparable.