Pomi-Luz, una pequeña criatura con el pelo suave y brillante como un rayo de sol, vivía en una casa de árbol escondida entre las ramas más altas. Desde allí, veía las nubes pasar, algunas blancas como ovejas de algodón, otras rosas como caramelos. Su misión era asegurarse de que siempre brillaran con alegría. Cada mañana, Pomi-Luz sacaba su Estrella de los Deseos, un pequeño amuleto que le ayudaba a que las nubes se sintieran felices. Pero un día, al mirar por la ventana redonda, notó algo: las nubes se veían grises y pesadas, como piedras olvidadas, y un pequeño suspiro escapó de su boca.