¡Hola! Soy Pelusín, el habitante más peludito y observador debajo de este perchero. Aquí arriba, colgada y enredada, está Lana. Ella es una bufanda pequeña y de lana suave, pero se siente un poco triste. Piensa que no sirve para nada, solo para estar ahí. A veces, la oigo suspirar: “¿Pero yo? ¿Una bufanda?” Sus hilos son largos como espaguetis y blanditos como un malvavisco. El perchero, que se llama Don Palo, a veces se balancea un poquito, como si quisiera animarla. Pero Lana sigue pensando: ¿Qué hará una bufanda como yo?