Yo soy Centímetro, una cinta de medir de tela, suave como un pétalo. Mi mundo es la caja de costura de la abuela, un lugar cálido y colorido donde los hilos son ríos de seda y los botones, pequeñas lunas brillantes. Cada mañana, cuando el sol entra por la ventana como un pincel de oro, me despierto entre agujas dormilonas y carretes que roncan bajito. Mi trabajo, o eso creía, era solo quedarme quieta, estirada y lista para cualquier medida que la abuela necesitara para sus proyectos. Pero hoy, algo flotaba en el aire, como una burbuja de jabón llena de misterio. Sentí un cosquilleo especial, como si el universo me susurrara un secreto.