Lápiz Dormilón era un lápiz con una mina suave y redonda que solo quería dibujar si el papel era tan blando como una nube. En el aula luminosa, ya decorada con amigables murciélagos de papel para la víspera de Halloween, las hojas blancas le parecían rígidas y aburridas. Bostezaba, estiraba su cuerpo de madera, y con un suave ¡zzzzz!, a menudo se caía del pupitre, soñando con almohadas aterciopeladas.