En el viejo costurero, entre agujas brillantes y carretes de colores, vive Cuatrito. Él no es un botón cualquiera; es un botón de camisa con cuatro agujeritos, ¡listo para la acción! Desde su suave cama de algodón, te observa a ti, sí, a ti. Últimamente, has estado un poco silencioso, como un gatito que busca su ovillo. Cuatrito nota un pequeño murmullo en el aire, como si los pensamientos tuvieran nudos. ¿Qué será?
Cuatrito, con sus ojitos de botón, ve que tus ideas están un poquito enredadas, como un ovillo de lana juguetón que se ha vuelto travieso. No es un gran problema, ¡oh no!, es solo un pequeño nudito en tus hilos de pensamiento. Otro niño, Leo, que adora pintar con todos los colores del arcoíris, también frunce el ceño. ¡Parece que sus pinceles no se ponen de acuerdo! Cuatrito piensa: “¡Aquí hay un misterio para mí!” Y murmura, casi bailando: “¡Gira y gira, Cuatrito, los nuditos deshaz rapidito!”