Dulzaroma es una vela pequeñita, pequeñita, sin encender. Ella vive en la despensa oscura, junto a las cajas y los frascos. Dulzaroma estaba muy, muy quietecita. Dulzaroma estaba un poquito triste. Nunca había brillado en un pastel de cumpleaños. —¿Podré yo también brillar? —pensaba Dulzaroma, muy bajito. El tiempo pasaba lento, lento. Un suave ñiiic sonaba a veces cuando se movía un poquito, casi sin querer.