Yo soy Tren Pequeñín, con ruedas brillantes y un silbato que hace ¡chuf-chuf! Cada día, recorro el mismo, mismo circuito en la alfombra suave de la sala. Es un camino familiar, sí, pero a veces... ¡uf! Me siento un poquito aburrido. ¿Habrá algo más allá?, me pregunto mientras mis ruedas giran, una y otra vez. ¡Chuf-chuf, chuf-chuf! Siempre igual. Mi pequeño conductor, con sus manos tibias, me mira pensativo. Y entonces, ¡oh, qué sorpresa! Me añade una vía nueva, larga y curva, que se estira hacia un rincón que nunca antes he visitado.