Tú, Tumbita, un pequeño y redondo tamboril de candombe, sientes el aire fresco de la mañana mientras te balanceas suavemente. ¡Qué día tan azul! Tu grupo, lleno de risas y ritmos, se aleja poco a poco, y tú, ¡oh, sorpresa!, te quedas solo junto a unos contenedores brillantes. Un camión grande y gruñón, como un dragón de metal, ruge cerca. ¿Adónde irá? Con un suave empujón accidental, zas, caes dentro, entre papeles y botellas, ¡qué aventura tan inesperada! El motor vibra, un rumor retumbante que te envuelve, y tus ojos de tambor giran curiosos.