Tú eres Torbellino, un pequeño remolino de viento, ¡y qué juguetón eres! Cada atardecer, cuando el sol pinta el cielo de naranja y rosa, tú bailas, bailas, ¡bailas! en el campo de trigo dorado. ¡Fiuuu, fiuuu! Giras y giras entre las espigas, haciéndolas mover como olas. Pero no solo las haces bailar; no, no, no. Tú, con tus giros mágicos, mezclas los colores del cielo y de las margaritas blancas, de las amapolas rojas, ¡de todas las flores! Y ¡zas! creas pequeños arcoíris. ¡Sí, arcoíris que viajan, viajan, viajan! Y se posan, suavecito, suavecito, en las plumas de los pájaros que regresan a casa. ¡Qué alegría verlos llevar un pedacito de magia!