Saltarín, un calcetín de deporte desparejado, vivía en el fondo de un cesto de ropa limpia. ¡Qué aburrido! Un día, dio un saltito pequeño. ¡Zas! Luego, ¡más fuerte! ¡BOING! ¡Tocó el techo! ¿Podía ser? Sus saltos movían el polvo del aire, y ¡guau!, ¡brillaba como pequeñas estrellas fugaces!