Pirito, la Nube-Ardilla más esponjosa de todas las nubes, vive en una casa de árbol que flota entre algodones y sueños. Él no es una ardilla cualquiera; es una mezcla majestuosa de nube suave y ardilla juguetona, con una cola tan frondosa como un bosque de algodón y unas alitas casi transparentes. Su don más divertido es soplar nubes de colores y aromas cuando está contento, ¡o grises y tristes si está preocupado! Pero Pirito tiene un pequeño y ridículo secreto: le dan un pánico absurdo las brisas fuertes, piensa que le van a despeinar su preciosa cola hasta hacerla volar lejos. Cuando una ráfaga lo sorprende, suelta un: «¡Ay, Pirito, qué nublado estoy!».
Hoy, Pirito mira con anhelo una Nube-Baya especialmente gorda y jugosa que flota justo fuera de su ventana. ¡Parece una bola de chicle gigante de arándano! Pero para alcanzarla, necesita cruzar un pequeño hueco donde el viento suele bailar un poco más fuerte. Intenta un aleteo, luego otro, pero el miedo a que su cola se desordene lo detiene. Sus alitas titubean, y una nube gris, con olor a calcetín olvidado, sale de él. «¡Ay, Pirito, qué nublado estoy!», murmura, desanimado.