Pirata Pinza era un cangrejo ermitaño con una concha que parecía un sombrero pirata. Sus ojos grandes y curiosos soñaban con el gran 'Tesoro Caracolino', que, según contaban, estaba escondido bajo la arena. Era la víspera de Halloween, y una magia especial flotaba en el aire salado. Pirata Pinza quería encontrar ese tesoro antes de que la noche se hiciera más oscura, pero la playa era un lugar muy ruidoso. Las olas hacían "¡Crush! ¡Crush!" sin parar, y los niños jugaban con risas y gritos, tapando las secretas pistas del mar. Él suspiró, su pequeño corazón lleno de un deseo silencioso.