Yo era Pinta, un tubito amarillo que vivía apretujado en una caja de arte. Compartía espacio con Brocha, la Pincel, y otros tubos de todos los colores. Mi vida era un constante ¡Ñiiic!, siempre un poco apretado, hasta que un día vi una tela en blanco, enorme y silenciosa, esperándome. Mi corazón de pintura dio un tum-tum-tum acelerado. ¿Qué podía hacer yo? ¡Piu-piu-pu!, ¿y ahora qué haré yo, este tubito soñador?