Mora, la pequeña y brillante motita de musgo, vive en una casa de árbol muy alta. Desde allí, mira las nubes suaves como algodones. ¡Qué divertido! Su naricita de rocío brilla-brilla al sol. Mora tiene una cosa muy especial: su brillo-semilla favorita. Es redonda y chispeante, ¡como una estrellita! Hoy, Mora quiere jugar a viajar en las nubes. ¿Será un día de aventuras? ¡Claro que sí! Con su diminuta mochila, Mora salta a la primera nube.
3-4 años
⏱️ 3 min
Mora y el Brillo Compartido
Descubre cómo compartir multiplica la alegría y la magia.
Mora, la pequeña y brillante motita de musgo, vive en una casa de árbol muy alta. Desde allí, mira las nubes suaves como algodones. ¡Qué divertido! Su naricita de rocío brilla-brilla al sol. Mora tiene una cosa muy especial: su brillo-semilla favorita. Es redonda y chispeante, ¡como una estrellita! Hoy, Mora quiere jugar a viajar en las nubes. ¿Será un día de aventuras? ¡Claro que sí! Con su diminuta mochila, Mora salta a la primera nube.
Las nubes son tan suavecitas. Mora flota, ¡flim-flam, flim-flum!, suena la nube mientras se mueve. Mira a su alrededor. ¡Hay nubes con forma de conejitos y nubes con forma de castillos! Mora ríe. Quiere mostrar su brillo-semilla a un nubecín juguetón que pasa. Pero, ¿dónde está? ¡Oh, no! La brillo-semilla no está en su mochila. Mora busca y busca. Su naricita de rocío hace un puchero. Ve a un nubecín regordete, que parece una ovejita. Mora siente un poco de vergüenza, pero sabe que debe preguntar.
—Disculpa, nubecín... —dice Mora con una voz suave—. ¿Has visto una brillo-semilla que chispea?
Las nubes son tan suavecitas. Mora flota, ¡flim-flam, flim-flum!, suena la nube mientras se mueve. Mira a su alrededor. ¡Hay nubes con forma de conejitos y nubes con forma de castillos! Mora ríe. Quiere mostrar su brillo-semilla a un nubecín juguetón que pasa. Pero, ¿dónde está? ¡Oh, no! La brillo-semilla no está en su mochila. Mora busca y busca. Su naricita de rocío hace un puchero. Ve a un nubecín regordete, que parece una ovejita. Mora siente un poco de vergüenza, pero sabe que debe preguntar.
—Disculpa, nubecín... —dice Mora con una voz suave—. ¿Has visto una brillo-semilla que chispea?
El nubecín regordete, que se llama Nubo, sonríe y dice: —¡Oh, sí! Ven, te la muestro. Nubo guía a Mora hasta una nube muy grande. ¡Y allí está! La brillo-semilla de Mora no está sola. ¡Flim-flim, flim-flam-plim! De ella han nacido muchas semillitas pequeñas, ¡como si hubiera compartido su magia con la nube! Mora está sorprendida y muy feliz. Su corazón baila-baila de alegría. Pedir ayuda fue fácil, ¿verdad? Y ahora, tiene más brillo-semillas para compartir con Nubo y todos sus nuevos amigos de las nubes. ¡Es hora de volver a casa, con el cielo lleno de brillitos nuevos!
El nubecín regordete, que se llama Nubo, sonríe y dice: —¡Oh, sí! Ven, te la muestro. Nubo guía a Mora hasta una nube muy grande. ¡Y allí está! La brillo-semilla de Mora no está sola. ¡Flim-flim, flim-flam-plim! De ella han nacido muchas semillitas pequeñas, ¡como si hubiera compartido su magia con la nube! Mora está sorprendida y muy feliz. Su corazón baila-baila de alegría. Pedir ayuda fue fácil, ¿verdad? Y ahora, tiene más brillo-semillas para compartir con Nubo y todos sus nuevos amigos de las nubes. ¡Es hora de volver a casa, con el cielo lleno de brillitos nuevos!
