Yo soy el viejo Roble, tu hogar especial, Ardilla Lila. Desde mis ramas más altas, te veo cada mañana, tan ordenada y trabajadora. ¿Recuerdas cómo buscas las bellotas más brillantes? Sí, esas que parecen pequeñas joyas caídas del cielo. Corres, correteas, y con tus patitas ágiles, las llevas a tu despensa secreta. ¡Fiuuu! Un salto aquí, un salto allá, y cada bellota encuentra su lugar perfecto. ¿No es un trabajo hermoso, ver cómo llenas tu casita con tanto esmero, mi pequeña Lila?