Calientito, un pequeño guijarro redondo, reposa en la orilla de la playa. ¡Mmmh... qué gusto! El sol le da un abrazo calentito a su piel de piedra, gris y suave. Pero Calientito se siente un poquito... ¡plof! ¿De qué sirve ser tan redondo si no rueda ni vive una gran aventura? Las olas vienen y van, ¡shhh-shhh!, y él, quietecito, solo puede soñar. ¿Será que un guijarro, por muy tostado que esté, puede hacer algo realmente valiente?