Era la Víspera de Halloween, y una sombra muy especial se desprendió suavemente del niño que decoraba calabazas. Se llamaba La Sombra Juguetona, y su corazón etéreo latía con un deseo muy claro: no quería asustar a nadie, sino jugar y celebrar, bailar y reír. Pero, ¡ay!, las sombras de la noche, largas y misteriosas, a menudo parecían un poco espeluznantes, y eso entristecía a nuestra Sombra. ¿Cómo podría mostrar su alegría si su naturaleza era tan oscura?