Yo soy Kina, una diminuta nota musical, apenas más grande que una pestaña. Mi hogar es un pentagrama, pero esa tarde, una suave brisa de sueño me llevó a una playa mágica al atardecer. ¡Qué colores! Naranjas, rosas y violetas se mezclaban en el cielo, y la arena brillaba como polvo de estrellas. Me sentía ligera, aunque si volaba muy alto, mi cabeza daba vueltas un poquito. ¿Había algo más hermoso que este lugar? Allí, a lo lejos, vi formas curiosas: una concha de caracol muy silenciosa, una piedrecita redonda que parecía dormida, y un trozo de madera que se estiraba. Sentí una curiosidad enorme y un pequeño impulso. Con un suave aleteo, empecé a bajar, emitiendo mi pequeña melodía: Tlin-tlin.