Yo soy Azulín, un crayón azul, y vivo en la caja Crayola, ¡una pandilla de colores! Pero ay, ¡qué tristeza! Nuestras puntas eran tan cortitas, como hormiguitas asomando. El artista Pincelín nos miraba con cariño, pero para sus cuadros grandes, enormes, ¡no servíamos! Cuando me sentía inútil, pensaba: "¡Uy, uy, uy, qué pena! ¿Servirá mi punta pequeña?"
Un día soleado, Solín, un rayo de sol travieso y juguetón, se coló por la ventana. ¡Zzzz! Nos tocó con su calorcito suave como algodón. Mis hermanos, Rojo Fuego y Verde Hierba, se quejaron: "¡Achís, qué calor! ¡Nos derretimos un poco, snif!" Yo sentía mi cuerpo blando, como plastilina recién amasada. De nuevo pensé: "¡Uy, uy, uy, qué pena! ¿Servirá mi punta pequeña?"