En una isla lejana, donde el mar susurra canciones, vive el Señor Ronquido. Él es un faro alto y amigable, con una sonrisa un poco dormilona en su ventana más alta. A veces, cuando la noche llegaba, el Señor Ronquido se quedaba un poquito dormido y olvidaba encender su luz a tiempo. ¡Qué despistado! Su luz es como una estrella bailarina, que debería guiar a los barcos, pero él a veces solo soñaba con nubes de algodón.
Un día, la niebla llegó como un abrazo suave y gris, cubriendo todo. De repente, el Señor Ronquido escuchó un sonido muy triste. — ¡Buh-buh! —lloriqueaba una vocecita. Era una ballenita pequeña, perdida en la niebla. Su familia no estaba cerca y tenía mucho miedo. El Señor Ronquido sintió una vibración especial en su interior, como un pequeño motor que se encendía.