Yo soy Rizos, un caracol con una concha de un verde esmeralda brillante, y mi hogar es un jardín donde la menta y el romero crecen como pequeños bosques mágicos. A veces, me siento un poco lento, tan lento que las hormigas me saludan ¡adiós! antes de que yo haya dado tres pasos. Mi mundo se mueve a un ritmo diferente, lleno de colores suaves y olores que bailan en el aire, como si todo fuera un sueño colorido y aromático. Mientras me deslizo, mi rastro de baba brilla bajo el sol, dejando un caminito de plata. ¡Sliiiiz!, hago yo, moviéndome entre las hojas, siempre curioso.
Un día, mientras exploraba un nuevo rincón, me aventuré entre los tallos de menta fresca y las ramas peludas de romero. Sentía cómo sus esencias se pegaban a mi concha y a mi cuerpo. Al pasar de una hoja a otra, noté algo extraordinario: mi rastro, ese hilo brillante que siempre dejo, ahora no solo brillaba, sino que también mezclaba los aromas. Era como si mi baba se convirtiera en un pincel que pintaba el aire con el dulzor de la menta y la fuerza del romero. Era mi pequeño secreto, un sendero invisible pero perfumado.