Desde mi rama más alta, Búho Sabio observa el jardín bajo la luna plateada, que es como un farol gigante en el cielo. La noche es tranquila, con un suave murmullo de viento que acaricia las hojas caídas. Clara, una niña muy curiosa con su vestidito azul, está en el centro del jardín. Ella no está sola; el viento empuja las hojas secas, y estas giran y giran, formando pequeños remolinos que parecen bailar con gracia. ¡Qué bonito baile! piensa Búho Sabio, mientras sus grandes ojos amarillos siguen cada movimiento.