Banquete, un pequeño plato de juguete, vivía en la cocina de juego más desordenada que se pudiera imaginar. Entre un brócoli de fieltro aplastado y una galleta de plástico mordisqueada, Banquete se sentía tan invisible. "¿Quién se fijaría en un platito tan simple y sin color?", se preguntaba con un suspiro silencioso. Veía las zanahorias naranjas y los guisantes verdes del mundo imaginario de la cocina, ¡pero él era solo blanco!