¿Recuerdas a Brisa? Ella era una hoja, no cualquier hoja, sino una pequeña hoja que un día se soltó de su árbol y se zambulló en un arroyo. ¡Qué emocionante! Flotabas tranquilamente, como una barquita verde en un mar de cristal, mientras el agua te arrullaba con un suave murmullo, casi como si el arroyo te contara secretos. Pero, ¿sabías que, a pesar de lo divertido que era flotar, Brisa sentía un vacío? ¡Flota, Brisa, flota, buscando tu nota! Pensabas que tu viaje no tenía un rumbo, que solo ibas a la deriva, sin un lugar especial a donde llegar. ¿Sería posible que una hoja tan simple tuviera un gran destino?