Yo era Botoncito Narrador, solo un pequeño botón de madera pegado a una chaqueta olvidada. Vivía en la oscuridad del armario, un lugar tan silencioso como un calcetín sin pareja. Un día, ¡zas!, sentí un tirón. Me descosí y rodé, rodé, rodé por el suelo polvoriento, como una canica escapando de un niño travieso. Mi mundo de hilos y tela se transformó en un suelo liso y frío.