En una playa dorada y brillante, vivía Arenita, un granito de arena muy juguetón. Le encantaba estar cerca de las olas, ¡siempre tan curiosa! Arenita tenía un secreto especial: cuando la ola llegaba, ella rodaba un poquito y escuchaba los murmullos del océano. —¿Qué historia será hoy? —pensaba, emocionada. Le gustaba mucho contarlas a sus amigos, las conchas marinas. Las conchas la esperaban, como una familia que escucha. ¡Rueda, rueda, Arenita, la ola siempre te invita!