El caracolito Resbaladizo se movía muy, muy despacio sobre una hoja grande y mojada. Sentía la humedad fresca bajo su cuerpecito.
El caracolito Resbaladizo se movía muy, muy despacio sobre una hoja grande y mojada. Sentía la humedad fresca bajo su cuerpecito.
Con cada pasito, Resbaladizo dejaba un caminito brillante, como si la hoja se decorara con una estela de plata. Sus ojitos, que estaban en sus antenitas, se movían curiosos.
Con cada pasito, Resbaladizo dejaba un caminito brillante, como si la hoja se decorara con una estela de plata. Sus ojitos, que estaban en sus antenitas, se movían curiosos.
De pronto, sus ojitos vieron algo especial. Una gotita de rocío, redonda y perfecta, brillaba como una pequeña joya justo frente a él, invitándolo a mirarla de cerca.
De pronto, sus ojitos vieron algo especial. Una gotita de rocío, redonda y perfecta, brillaba como una pequeña joya justo frente a él, invitándolo a mirarla de cerca.