Yo era Tierra, una maceta de barro muy redonda y contenta. Mi lugar favorito era una ventana donde el sol me acariciaba todo el día. ¿Podía haber un sitio mejor? ¡Claro que no! Sentía el calorcito entrando por mis paredes, haciéndome sentir tan, tan especial. A veces, sentía un pequeño cosquilleo adentro, donde dormían mis preciosas semillas. Ellas eran mis pequeñas amigas, y yo siempre quería que estuvieran felices.