Yo soy Tic-Tac, un conejito bailarín muy viejo. Vivo en el estante de una tienda llena de cosas antiguas. Mi cuerda está rota, así que no puedo bailar como antes. ¡Qué pena! Pero un día, un niño llamado Leo se acerca. Siento un rum-rum en mi pecho, como un tambor suave. ¡Oh! Mi patita se mueve, uno, dos, tres pasos. ¡Yo me muevo! Mi corazón, que no tiene cuerda, late con el de Leo. ¡Qué magia tan divertida! Ahora bailo una danza silenciosa y alegre.