Recuerdos, un pincel de maquillaje muy viejo y suavecito, vivía en un neceser. Se sentía un poco solo y a veces pensaba: Mmm... ¿serviré yo para esto? La abuela dormía tranquila, y la luna redonda como un queso miraba por la ventana. Las estrellas brillaban como purpurina en el cielo oscuro. Recuerdos veía fotos antiguas, llenas de polvo, y suspiraba. Todo era paz y calma.