Atenea, la diosa de la sabiduría, observa el Olimpo con ojos curiosos. Ve a las criaturas jugar y reír, pero piensa: ¿Cómo podrían aprender también con alegría? Desea que el conocimiento no sea un secreto, sino un juego divertido para todos.
—El saber debe ser como una chispa que ilumina el corazón —murmura Atenea, con una sonrisa dulce.