Yo soy Hilitos, una hebra de telaraña, brillante como un hilo de plata entre dos tallos de lavanda. Cuando el viento me toca, yo vibro. ¡Viii-brrr! Y entonces, escucho. ¡Escucho las melodías secretas de las plantas! Un día, una flor de margarita murmuró, muy bajito: "¡Tengo sed, tengo sed!". Yo vi a una abeja pasar. —¡Amiga abeja, la margarita tiene sed! —le susurré. La abeja me miró, un poco confundida.