Gotitas era una regadera de juguete, de un color azul cielo con lunares amarillos, que vivía olvidada en un rincón sombrío del jardín. Pasaba sus días sintiéndose inútil, pues su interior estaba siempre vacío. ¿De qué servía una regadera sin agua? Sus pequeños picos de plástico, antes brillantes, ahora parecían tristes, y su corazón de hojalata suspiraba al ver las flores marchitas.