Gotita de Rocío Sonriente vivía una mañana en una telaraña, hilada con hilos de plata bajo el cielo que empezaba a despertar. Sentía un pequeño cosquilleo en su corazón transparente, pues sabía que, con el primer beso del sol, pronto se iría. Miraba el prado dormido, envuelto en una suave penumbra morada, y deseaba, con todo su brillo, dejar algo hermoso antes de desvanecerse, algo que recordara su paso por el mundo.