Yo soy Espejito Reluciente, un espejo de mano con un marco de nácar. Vivo en el tocador de la abuela, al lado de su perfume de lavanda y su peine de plata. Mi trabajo es simple: mostrar lo que tengo delante, ni más ni menos. Miro el mundo de la abuela, su sonrisa suave como algodón, sus ojos llenos de historias. Pero siempre es lo mismo, el mismo tocador, el mismo reflejo.