Poseidón, el gran dios del mar, se movía lento y cadencioso entre las suaves corrientes. Su corazón deseaba que los secretos profundos del océano no fueran solo suyos, sino que se compartieran suavemente, como una caricia de agua.
Sentía que cada criatura, cada coral, guardaba historias maravillosas, pero el vasto mar las mantenía en un silencio demasiado grande.