Caracol Lento vivía en un buzón antiguo y un poco crujiente. Desde allí, veía pasar camiones y aviones veloces, llevando cartas muy lejos. La víspera de Halloween traía un aire fresco y lleno de promesas, pero Caracol Lento se sentía muy, muy lento. "¿De qué sirve tanta lentitud?" se preguntó, con un pequeño suspiro.