Yo vivía en una cueva donde las paredes brillaban como un cofre del tesoro. Mi nombre era Dino, un dinosaurio muy ruidoso. Me encantaba rugir, fuerte y largo. Un día, solté mi gran ¡ROOAARR! cerca de un cristal. ¡Zas! Se encendió con una luz azulita, como una luciérnaga atrapada. "¡Ay, ay, ay, qué cosa más rara!" pensé. ¿Será magia? ¡Tengo que averiguarlo!