Era la víspera de Halloween, y en un rincón acogedor de la vieja mansión, Calixto, el Calcetín Calavera, burbujeaba de emoción. Él solo aparecía en Halloween, y su corazón de lana saltaba por el rock and roll. “¡Vamos a rockear, amigos!”, exclamó, con sus calaveritas bordadas brillando. Su banda, el Murciélago Desafinado, con sus alas de terciopelo, y la Momia Melódica, envuelta en vendas que sonaban a susurro, asintieron con entusiasmo. Recolectaron una escoba vieja para el bajo y una tapa de olla reluciente para la batería. ¡La banda más ruidosa de la víspera de Halloween estaba lista!