El Murciélago Gruñón vivía en el campanario más alto del pueblo, y su único deseo en la vida era dormir largas y oscuras siestas colgado boca abajo, en silencio absoluto. Soñaba con la quietud, con un ¡SSSSSSSHHH! que durara toda la noche. ¡Pero la víspera de Halloween era su peor pesadilla! La anticipaba con un escalofrío en las alas, pues sabía que el silencio se esfumaría como por arte de magia.