Hoy, como cada día, me desperté en la cajita de las cucharas, al ladito de mi amiga la cuchara sopera, Perla. Yo soy Dulce Giro, una cuchara de helado con un brillo especial, ¿sabes? Mi metal era plateado y reluciente, y siempre me sentía lista para mi misión. Pero algo era diferente esta mañana; sentía una cosquillita curiosa en mi mango. ¿Qué sería?
Mientras me preparaban para mi tarea diaria, noté un rayito de sol que jugaba conmigo. Al levantarme, sin querer, di un pequeño y delicado giro en el aire. ¡Fue como bailar! Me sentí tan ligera, tan libre, que por un instante, el mundo pareció detenerse. Justo después, caí en un plato lleno de fresas frescas y brillantes. ¿Habría cambiado algo?