Un día, el poderoso Poseidón, el rey de los mares, agitó su tridente con fuerza. Él esperaba ver olas gigantes, pero algo mágico sucedió. Cada gota de agua se transformó en una perla redonda y brillante, y el rey del mar abrió los ojos, asombrado por este nuevo y hermoso regalo.
4-5 años
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El Canto de las Perlas
Un regalo brillante del rey del mar.
Un día, el poderoso Poseidón, el rey de los mares, agitó su tridente con fuerza. Él esperaba ver olas gigantes, pero algo mágico sucedió. Cada gota de agua se transformó en una perla redonda y brillante, y el rey del mar abrió los ojos, asombrado por este nuevo y hermoso regalo.
Las perlas no solo brillaban, ¡también cantaban! Era una melodía muy suave, como un susurro del océano. Solo se escuchaba si uno prestaba mucha atención. Poseidón sonrió, feliz de verlas danzar con su propia música.
Las perlas no solo brillaban, ¡también cantaban! Era una melodía muy suave, como un susurro del océano. Solo se escuchaba si uno prestaba mucha atención. Poseidón sonrió, feliz de verlas danzar con su propia música.
Estas perlas, llenas de curiosidad, no se quedaron quietas en el fondo del mar. Con un movimiento juguetón, comenzaron a nadar despacio hacia la orilla. Se sentían atraídas por la luz del sol que las llamaba desde la superficie.
Estas perlas, llenas de curiosidad, no se quedaron quietas en el fondo del mar. Con un movimiento juguetón, comenzaron a nadar despacio hacia la orilla. Se sentían atraídas por la luz del sol que las llamaba desde la superficie.
Al llegar a la arena, las perlas se unieron y, como por arte de magia, formaron pequeños castillos hechos de espuma. Estos castillos eran tan blancos y brillantes que parecían joyas bajo el sol. Eran perfectos para un juego.
Al llegar a la arena, las perlas se unieron y, como por arte de magia, formaron pequeños castillos hechos de espuma. Estos castillos eran tan blancos y brillantes que parecían joyas bajo el sol. Eran perfectos para un juego.
Pronto, muchos peces de colores, curiosos por lo que veían, se acercaron nadando. ¡Era el lugar perfecto para jugar al escondite! Los castillos de espuma brillaban y los peces se deslizaban entre ellos, disfrutando de este regalo mágico de Poseidón.
Pronto, muchos peces de colores, curiosos por lo que veían, se acercaron nadando. ¡Era el lugar perfecto para jugar al escondite! Los castillos de espuma brillaban y los peces se deslizaban entre ellos, disfrutando de este regalo mágico de Poseidón.
