¡Un erizo, un sombrero y mucha gelatina!
La Gran Carrera de Vueltas iba a empezar en el Bosque Chiflado. Un pequeño erizo rodador, muy rápido, se preparaba.
—¡A rodar! —parecía decir el viento.
¡Zas! En su prisa, el erizo rodó directo a un sombrero de copa abandonado. ¡Era enorme!
—¡Oh, no! —se oyó desde dentro. El sombrero y elizo se volvieron una bola elástica. ¡Boing!
¡Boing! Rebotaba por el aire, ¡boing! Rebotaba contra los árboles, ¡boing! Era una pelota imparable.
¡Splash! Aterrizó justo en un lago de gelatina temblorosa.
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