La noche llega suavemente al jardín. La luna redonda y plateada sube despacio, iluminando cada pétalo, cada rama. Mano Verde, un guante de jardinería de un verde fuerte, descansa olvidado junto a una maceta. Sus dedos de tela están quietos, esperando. El aire fresco de la noche acaricia las hojas, y las estrellas, como diminutas lámparas, empiezan a brillar. Mano Verde observa cómo todo duerme, tranquilo y sereno.
De repente, una suave brisa roza la punta de uno de sus dedos. Mano Verde siente una curiosidad especial, una sensación cálida. Sin pensar, estira un poco su dedo y toca delicadamente una hoja cercana. ¡Sorpresa! La hoja, antes de un verde normal, se vuelve de un verde más vibrante y brillante, como si acabara de despertar con alegría. Es solo un instante, pero el cambio es mágico.