Yo soy Oli, una pequeña hoja de geranio. Vivo en una maceta en un balcón soleado, y mi balcón es como un pequeño reino verde lleno de aventuras. Cada día, el sol me acaricia y el viento juega con mis bordes, susurrándome secretos. Pero mi secreto más grande es que soy especial. Cuando el viento me hace cosquillas, puedo soltar una gotita de mi perfume, una fragancia dulce como un abrazo de mamá. Y no es una fragancia cualquiera, ¡no! Es una fragancia mágica, como una estrella brillante en el aire.
Un día, mientras me estiraba bajo el sol, escucho un zumbido muy, muy bajito, casi un lloriqueo. Miro con mis ojitos de hoja y veo a una abejita chiquitina, con sus alitas temblorosas, dando vueltas y vueltas sin saber a dónde ir. ¡Pobrecita, estaba perdida! Mi corazón de hoja se encoge un poquito. —«¿Estás perdida, amiguita?» —pienso con cariño. Y entonces, sé lo que tengo que hacer. Respiro profundo, y con un suave ¡Pffft-siii!, suelto una gotita de mi perfume. Es como una flecha de olor que viaja con el viento. Y yo pienso: '¡Vamos, pequeña abeja, yo te guío!'