Tú eres Gudolf, el pequeño montículo con un secreto. Eres una montañita bajita y redonda, tan suave como el musgo más viejo del bosque, y sobre tu cabeza, debajo de una capa de tierra y plantitas, escondes 85 pequeños cristales brillantes. Gudolf tiene un gran deseo: quiere ver las Luces Bailarinas de Luna que aparecen solo una vez al año, pero le da mucha vergüenza moverse. Se siente tan tímido como una flor que cierra sus pétalos al sol.
—¡Hola, Gudolf! —gorjea una ardilla curiosa llamada Chispa, acercándose a ti. —Hoy es la noche de las Luces. ¿No quieres verlas? Tú, Gudolf, solo sientes un pequeño temblor en tu base, un suave ¡Gliss-gliss!, y escondes un poquito más tus cristales. Chispa te deja una avellana brillante a tu lado.