Fantasmín era un fantasma jovencito y muy, muy patoso. En la víspera de Halloween, su mayor sueño era dar un susto de campeonato. ¡Puf!, pero siempre pasaba lo mismo: se enredaba en su sábana blanca, tropezaba con sus propios pies invisibles y ¡PLOF!, terminaba en el suelo, haciendo reír a los niños en lugar de asustarlos.